Salí de la uni. No me acuerdo en qué semestre estaba. No me acuerdo mi edad, quizá 20 años. Hacía un rato me había puesto de acuerdo con un chavo, andabamos con ganas de algo, él tenía más de un mes que no se tiraba a la novia, pero no teníamos lugar. Coño. "Ahí vemos, paso por tí. Tengo un Chevy azul" me dice.
En la esquina lo espero. Veo el Chevy azul acercarse, me subo. Vidrios polarizados, qué naco, pienso yo. No tenemos lugar, no vivimos solos. Mis padres en mi casa, su novia en la suya. Damos vueltas. ¿Motel? Obvio no, yo no pago por cojer, wey.
Damos vueltas por un fraccionamiento semivacío, pero la paranoia es mucha. ¡Zaz! Se nos prende el foco. Vamos a la playa, al mirador donde los chavos se juntan a chupar. Se estaciona entre dos camionetas con chavos y chavas bailando, chupando y cantando borrachos. Pinches vidrios polarizados, no vuelvo a opinar tan a la ligera.
"¿Qué pedo?" me dice nervioso. Je, los weyes closeteros son bien paranoicos. Le propongo hacernos una chaqueta y la idea le late, pero se queda quieto. El wey obvio espera que yo empiece, aparte de closetero pasmado... así que me desabrocho el cinturón de seguridad, y me inclino hacia él. Desabrocha su cinturón, y se deja hacer mientras abro sus jeans, y se los bajo junto con los boxers lo suficiente para dejar libre su verga y sus webos. Es una verga mediana, blanca y sin circuncidar, con mucho vello negro alrededor. La tiene parada ya, con el glande medio cubierto, y empapada de lubricación. "¿Estás bien caliente no?" le pregunto. "No mames, no me he podido cojer a mi vieja hace un mes". Este cabrón no va a aguantar mucho. Cuando tomo su verga con mi mano y descubro su glande, siento como escurre su lubricación hasta llegarme a la mano, mientras este wey se agarra con la mano izquiera al volante y con la derecha se levanta un poco la playera, dejándome ver un vientre suave y plano, con un poco de vello. Comienzo a masturbarlo, rápido, subiendo y bajando el pellejo de su glande, que resbala rico con su lubricación... Él nomás jadea quedito, aguantándose, y mueve muy ligeramente sus caderas, mientras su mano izquierda se aferra al volante. Mientras los chavos y chavas bailan a nuestro alrededor al otro lado de los polarizados, éste wey empieza a gozar de lo lindo con mi mano chaqueteándole la verga, con los ojos cerrados, seguramente pensando en la novia que desperdició la lechada que iba a soltar conmigo...
"No manches, ya me voy a venir, pásame algo rápido dónde echarlos" me dice de repente, señalándome un vasito desechable en el tablero. Trato de alcanzarlo sin dejar de jalarle la verga, pero al inclinarme para tomarlo, el wey ya no se pudo aguantar. Nomás apretó los dientes, se aferró con la mano izquierda al volante, y gimiendo ruidosamente aventó un par de chorretones de semen blanco y espeso, que cayeron en el volante y en el tablero del carro. Los demás chorretones de su semen solo escurrieron tranquilamente por su verga y mi mano, calientes y espesos, hasta empezar a gotear en su boxer... al wey le estaba costando un webo aguantarse los jadeos, lo cuál hacía que se viera más rico ahi sentado, con los pantalones a medio muslo y la verga llena de su semen... "No mames..." es lo único que decía, mientras limpiaba el volante.
Cuando me tocaba a mi, el wey como buen "hetero" se quizo hacer del rogar, y un mensaje al cel lo salvó. Pasó a dejarme cerca de mi casa, y se fue quién sabe a dónde.
¿Enojado yo? Para nada, el espectáculo estuvo rico, después de todo. Y su coche debe haber pasado por el autolavado antes de ir a recoger a la novia, jejeje.
En la esquina lo espero. Veo el Chevy azul acercarse, me subo. Vidrios polarizados, qué naco, pienso yo. No tenemos lugar, no vivimos solos. Mis padres en mi casa, su novia en la suya. Damos vueltas. ¿Motel? Obvio no, yo no pago por cojer, wey.
Damos vueltas por un fraccionamiento semivacío, pero la paranoia es mucha. ¡Zaz! Se nos prende el foco. Vamos a la playa, al mirador donde los chavos se juntan a chupar. Se estaciona entre dos camionetas con chavos y chavas bailando, chupando y cantando borrachos. Pinches vidrios polarizados, no vuelvo a opinar tan a la ligera.
"¿Qué pedo?" me dice nervioso. Je, los weyes closeteros son bien paranoicos. Le propongo hacernos una chaqueta y la idea le late, pero se queda quieto. El wey obvio espera que yo empiece, aparte de closetero pasmado... así que me desabrocho el cinturón de seguridad, y me inclino hacia él. Desabrocha su cinturón, y se deja hacer mientras abro sus jeans, y se los bajo junto con los boxers lo suficiente para dejar libre su verga y sus webos. Es una verga mediana, blanca y sin circuncidar, con mucho vello negro alrededor. La tiene parada ya, con el glande medio cubierto, y empapada de lubricación. "¿Estás bien caliente no?" le pregunto. "No mames, no me he podido cojer a mi vieja hace un mes". Este cabrón no va a aguantar mucho. Cuando tomo su verga con mi mano y descubro su glande, siento como escurre su lubricación hasta llegarme a la mano, mientras este wey se agarra con la mano izquiera al volante y con la derecha se levanta un poco la playera, dejándome ver un vientre suave y plano, con un poco de vello. Comienzo a masturbarlo, rápido, subiendo y bajando el pellejo de su glande, que resbala rico con su lubricación... Él nomás jadea quedito, aguantándose, y mueve muy ligeramente sus caderas, mientras su mano izquierda se aferra al volante. Mientras los chavos y chavas bailan a nuestro alrededor al otro lado de los polarizados, éste wey empieza a gozar de lo lindo con mi mano chaqueteándole la verga, con los ojos cerrados, seguramente pensando en la novia que desperdició la lechada que iba a soltar conmigo...
"No manches, ya me voy a venir, pásame algo rápido dónde echarlos" me dice de repente, señalándome un vasito desechable en el tablero. Trato de alcanzarlo sin dejar de jalarle la verga, pero al inclinarme para tomarlo, el wey ya no se pudo aguantar. Nomás apretó los dientes, se aferró con la mano izquierda al volante, y gimiendo ruidosamente aventó un par de chorretones de semen blanco y espeso, que cayeron en el volante y en el tablero del carro. Los demás chorretones de su semen solo escurrieron tranquilamente por su verga y mi mano, calientes y espesos, hasta empezar a gotear en su boxer... al wey le estaba costando un webo aguantarse los jadeos, lo cuál hacía que se viera más rico ahi sentado, con los pantalones a medio muslo y la verga llena de su semen... "No mames..." es lo único que decía, mientras limpiaba el volante.
Cuando me tocaba a mi, el wey como buen "hetero" se quizo hacer del rogar, y un mensaje al cel lo salvó. Pasó a dejarme cerca de mi casa, y se fue quién sabe a dónde.
¿Enojado yo? Para nada, el espectáculo estuvo rico, después de todo. Y su coche debe haber pasado por el autolavado antes de ir a recoger a la novia, jejeje.